Monday, October 08, 2007

Mi querida María Eduarda. Eres mi Duda

Siempre suelo hablar demás, cuando me encuentro con alguien como Carolina, aún peor, porque no dejamos de hablar, nos contamos que ha sido de nuestras vidas en menos de lo que piensas. He pecado sin querer, porque hablo demasiado, es como un vicio. Se que muchas veces, altero a las personas con mis palabras, pero tengo fieles amigos que escuchan todos mis dilemas, como mi chancho, que no solo lo hace porque me quiere sino porque está obligado, ya que trabaja a mi lado. Sin embargo, entre tantas cosas que digo, pareciera que divago en lo que hablo, como yo misma digo: hablo pajas. En realidad, aunque parece broma lo que hablo, todo tiene sentido y en verdad lo pienso.

Una de esas cosas locas de las que suelo hablar, es sobre mi Duda. Pensarás que Duda es la incertidumbre que ronda todos los días por mi cabeza: si quiero quedarme en Lima o ir a Brasil. Pues te equivocas. Duda solo es diminutivo de María Eduarda, que es un nombre que escuché cuando por la noche veía mi novela: Señora del Destino. Se que piensas que no tiene sentido pensar en el personaje de una novela; sin embargo, para mi es un nombre muy especial, porque se trata del nombre de mi hija. No creas que cuando digo hija, me refiero a un animal u objeto como mi computadora, mi almohada, mi gata o mi muñeca, porque todos los mencionados tienen nombres diferentes.

Como toda mamá, pienso que mi querida hija se merece un buen padre, que la quiera y la cuide, pero aún no estoy segura de quien sea el padre. Por el momento, no tengo posibles padres para Duda, no está planeado y calculado, solo quiero que el padre de mi hija, la quiera más que a mi, que sea inteligente, guapo y exitoso; pero ese hombre aún no ha llegado a mi vida.

Si bien debería preocuparme que mi hija tenga un padre, lo que me preocupa es que cuando ella cresca tendrá que pasar por lo mismo que su madre: aburrirse en las reuniones familiares por lo que optará por domir sobre el sillón o ver televisión. Puesto que mis hermanas, primas y primos ya tienen hijos y mi María Eduarda cuando nasca será muy pequeña y sufrirá las consecuencias de la diferencia de edad, así como yo sufri. Sus primos y primas la excluirán y la fastidiarán, tal como paso conmigo. Espero, que pueda cambiar eso.

Finalmente, María Eduarda o Duda es mi hija, de carne y hueso, fruto de la unión de un óvulo y espermatozoide. Ella nacerá de mi vientre, el día exacto no lo sé, el mes tampoco, el año mucho menos, su padre aún no lo conosco, porque todavía no pienso en ser madre, pues por el momento no está entre mis planes. Solo sé que mi hija se llamará María Eduarda y todos le dirán Duda.

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