Saturday, January 19, 2008

Coffee Talk

El calor sofocante y empalagoso me aturdía, era viernes por la noche y había decidido quedarme en Lima. Para no aburrirme busque a mi amiga inseparable, la que nunca me chotea, a mi fiel Baby Mac, obviamente después de revisar mi e-mail, ver algunas páginas, me di cuenta que ella tampoco podía aliviar mi aburrimiento. Entonces, ella tuvo una idea, me dijo: entra al messenger a ver que hay, sino me rindo y ponemos "spleep".

Unos minutos después, estaba conectada pero mi estado era "Offline", miraba los contactos y no quería hablar con nadie, a pesar de mi poca colaboración, entre y muchos me hablaron, pero yo en realidad cerraba las ventanas, sin responder. De pronto, un personaje me hablo, era un amigo que hace mucho tiempo no veía, pero con el cual había formado una gran amistad, era de esos mejores patas pero que no ves con continuidad pero nunca dejan de ser tus amigos. Me estaba invitando a salir, entonces, no la pensé y le dije ya.

Joaquin un gordito de muchisimos kilos, que siempre estaba haciendo dietas, afanado por sus increibles dibujos, con sus ojos penetrantes había llegado a mi casa pero mi sorpresa fue que ya no era gordito, su última dieta había funcionado. En el camino no hablamos mucho de nuestros clásicos temas, tampoco de mi fracaso amoroso, solo hablamos de algo inevitable, la universidad. Al llegar a este nuevo lugar, nos sentamos en una mesa super alta con sillas igualmente altas, a las que tuve que escalar debido a mi pequeño tamaño de 1.53, entonces, se acerco Panchito, el que nos atendería toda la noche.

Entonces, a penas llego su martini y mi chilichili (vodka con piña y coco) empezamos hablar de mi fracaso con Eduardo, me dijo que lo que todos me han dicho pero siempre con ese ingrediente tan mañoson de Joaquin. Luego, entramos al tema clásico en nosotros: el sexo. En esta parte hubieron confesiones, inéditas confesiones que me dejaron helada. Mientras conversabamos en la mesa del lado, se encontraban 5 señores de 50 años a más, quienes una vez confirmaron la teoría de Joaquin, que la Bruja tiene jale con el viejos. Uno de ellos con descaro me miraba fijamente, sonreía con copa en mano. Ante ello, mi lado jodido se burlo de ellos, y simplemente seguía conversando y burlándome con Joaquín de aquellos vejetes. Después de conversar mucho pedimos un trago más, pero ya había cerrado la barra, así que la propuesta de mi querido amigo fue: "vamos a Alo Brasil por unas caipirinhas! y obviamente mi respuesta fue afirmativa. Al salir, de este lugar el viejo descarado se despidio de mi, me dijo que se llamaba Jimy y me pidio mi telefono, entonces, yo sin pensar le di mi número.

En el carro, camino a Miraflores, Joaquin y yo reíamos sin parar además, porque el había el papel del amigo pavo, o del gil pavo, pero en fin nos mandamos una proyectadas muy quemantes con furia infernal. Al llegar, no encontrábamos donde estacionar, había muchos borrachos, así que en un cochera fue el mejor lugar, sobre todo porque quien cuidaba era un policía y Joaquin y yo no teníamos brevete.

Al llegar al Alo Brasil, nos percatamos que la gente estaba retirandose, fue en ese momento en que nos dimos cuenta que eran 3.30, bastante tarde. El local estaba cerrando, así tuvimos que ubicarnos en la zona más sofocante, junto a Serginho un músico brasilero de los buenos, y también la lado de una pelea entre VIPs y choros, nos toco todo el chongo en primera fila. Ni modo, había ido hasta allá por las caipirinhas y no había marcha atras. Pedimos Caipirinhas, Pinga con Maracuya y batido de Cachaça. Así acompañamos nuestra conversación sobre nuestra amistad. Gracias a Joaquín, tengo un nuevo recuerdo del Alo Brasil, porque hace unos días termine con Edu, y a pesar de ello no me importo ir al lugar donde nació nuestra relación. Ahora, recuerdo ese local pero sin pena.





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